La formación estelar dura desde el comienzo del universo. Esto significa que las galaxias están muriendo lenta pero constantemente.
La forma en que las galaxias entran en contacto con la materia circundante y dónde se encuentran son sus características principales, que muestran la capacidad de formar nuevas estrellas. Este proceso teóricamente debería durar para siempre. Sin embargo, todavía no se sabe exactamente cómo el Universo circundante puede afectar la vida de la galaxia. Las partes más extremas del universo son cúmulos de galaxias. Contienen cientos, miles de vías lácteas similares a las nuestras.
La presencia de la gravedad acelera significativamente el movimiento de las galaxias. Pueden moverse con una fuerza impresionante: hasta mil o incluso más kilómetros por segundo. En estas condiciones, el plasma intergaláctico puede calentarse a una temperatura que le permite emitir radiación de rayos X. Este es un lugar bastante inhóspito en el Cosmos, en el que se pueden observar procesos activos de destrucción de cuerpos celestes e incluso la formación de agujeros negros.
Los resultados de observaciones recientes sugieren que es precisamente la fuerte interacción entre las galaxias lo que puede anular el proceso de formación de estrellas. Si la vía láctea es grande y grande, el cese de la formación activa de nuevas estrellas significa automáticamente su muerte lenta.
Después de un tiempo relativamente corto (por supuesto, según los estándares terrenales, son cientos de miles y millones de años), la estrella pierde tanto las fuentes de energía que se convierte en un quásar, una poderosa fuente de emisión de radio.
Los astrónomos han organizado el proyecto científico VERTICO específicamente para estudiar el proceso de atenuación de la formación estelar. Para esto, se utilizan potentes telescopios ALMA para que sea posible observar la presencia de hidrógeno molecular en grupos galácticos. Es este gas el que da vida a las nuevas estrellas.
Un equipo de astrónomos logró estudiar en detalle más de 50 galaxias en un grupo de estrellas de la constelación de Virgo. Está más cerca de nosotros y se encuentra en el estado de formación activa de nuevas estrellas. Los científicos obtienen gradualmente nuevas imágenes de objetos espaciales en diferentes etapas de su evolución.
Las vías lácteas en este grupo se observan en casi todo el espectro. Sin embargo, no es posible detectar la presencia de hidrógeno molecular en el mismo en concentraciones que indican la formación inminente de nuevos objetos espaciales. Esto significa que las galaxias en el cúmulo estelar observado están condenadas a retrasar la muerte. Por supuesto, tal proceso no se observa en nuestra vía láctea.
Los astrónomos toman el examen de nuevos grupos estelares. Lo hacen para comparar los resultados de las observaciones y descubrir las causas exactas de la muerte de las galaxias. Es posible que el uso de nuevas tecnologías espaciales nos permita descubrir qué está empujando las vías lácteas hacia el camino de una muerte segura.